
"Uno está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es única." – Jorge Luis Borges
La historia detrás de la frase
Estela se sentaba cada tarde en la misma banca del parque, frente al hospital donde cuidaban a su esposo. Lo hacía desde hacía cuatro meses, desde que él dejó de reconocerla.
—¿Está esperando a alguien? —le preguntó cada día un joven de limpieza que pasaba con su carrito.
—Sí —respondía ella sin mirar—. Espero que me vuelva a mirar como lo hacía antes.
Una vez, él fue poeta. Le escribía versos en servilletas, le dejaba notas bajo la almohada. Era ese tipo de amor silencioso, de ojos que hablan. Pero la enfermedad lo había devorado todo… o casi todo.
Aquel martes, sin esperarlo, él la miró desde la ventana. No dijo nada, solo sonrió. Era una sonrisa rara, pero llena de algo que ella reconocía. Levantó la mano, temblorosa, y le hizo una señal. Estela soltó el libro de Borges que llevaba en el regazo. Cayó abierto, revelando la frase subrayada que había copiado mil veces:
“Uno está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es única.”
Ese instante duró apenas segundos. Pero fue suficiente. Ella supo que, pese a todo, él seguía ahí. Porque había vuelto a verla como lo hacía antes. Porque seguía amándola, incluso desde el olvido.
El joven de limpieza se acercó, curioso.
—¿Le saludó?
—No —dijo Estela, conteniendo las lágrimas—. Me recordó que soy única. Y eso, a veces, es más que un “te amo”.
Jorge Luis Borges
Borges fue un universo en sí mismo. Poeta, cuentista, ensayista, y sobre todo, un tejedor de infinitos. Nacido en Buenos Aires en 1899, nos regaló laberintos de palabras donde la realidad y la ficción se abrazan. A pesar de su ceguera, vio más que muchos. Su legado es una biblioteca sin final, una herencia hecha de espejos, tigres, bibliotecas infinitas y tiempo circular.
Por RCJ
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