FRASES CÉLEBRES CON HISTORIA
📅 16 de julio de 2025
Antonio Preciado Bedoya: El poeta que le puso tambor a la memoria
“Yo también tengo raíces, aunque tú me niegues.” – y la historia negra empezó a escribir su nombre
La frase que cruzó los océanos
“Somos tambor golpeado por el tiempo, pero nunca roto.” – Antonio Preciado Bedoya
La maleta olvidada en el muelle
Puerto de Guayaquil. Una maleta de cuero, olvidada junto a un viejo banco de madera, contenía dentro algo más que ropa y fotos: había un manuscrito, envuelto en tela de lino, firmado por un nombre apenas legible: “L. Quintero”.
Lucía, una joven periodista cultural, recibió esa maleta por error. Y algo dentro de ella —un temblor, una corazonada, una señal— la llevó a Esmeraldas. Ahí, frente al mar, empezó a leer.
El manuscrito hablaba de cadenas, pero también de danzas. De esclavitud, pero también de libertad. Y en una de sus páginas, estaba subrayado en tinta roja un verso de Antonio Preciado: “Mi abuela nunca supo leer, pero tejía destinos con la mirada.”
La voz que emergió del río
Lucía se dirigió a Borbón, al norte de Esmeraldas. Allí, una anciana le abrió la puerta sin hacer preguntas. La miró. Y le dijo:
—Tú eres la nieta de Leónidas Quintero. Lo sabía.
Lucía tembló. Su madre nunca le habló de su origen. Su piel clara, sus rizos ocultos tras planchas. Pero ahí, frente a esa mujer de sonrisa firme y mirada profunda, entendió que tenía raíces que no sabía nombrar.
—Él escribió ese manuscrito durante su encierro en Guayaquil, en el 72. Y lo mandó con un marinero. Pero nunca llegó.
—Hasta ahora —susurró Lucía—. ¿Y por qué Preciado?
—Porque Leónidas decía que su alma tenía dos voces: la de su madre… y la de Antonio Preciado.
El tambor no se apaga
Lucía regresó a Quito. Publicó el manuscrito en una editorial independiente. En la presentación del libro, tituló el prólogo con la frase de Preciado: “Somos tambor golpeado por el tiempo, pero nunca roto.”
Y al final de su discurso, cerró los ojos y dijo:
—Yo también tengo raíces, aunque nadie me las enseñó. Pero ahora las escucho… como un tambor que siempre estuvo latiendo.
VOCES QUE RESISTEN
(Este es un diálogo ficticio entre Antonio Preciado y una joven poeta afrodescendiente, en Esmeraldas, año 1996)
–¿Cómo se escribe la historia cuando a uno lo borran?
–Con rabia, hija. Con dulzura también. Porque la poesía es como el mar: te arrulla o te revienta.
–¿Y si nadie nos lee?
–Entonces le hablamos al viento. Y él sabrá a quién llevarle el mensaje.
–¿Usted cree que algún día Ecuador aceptará su negritud?
–Aceptarla no basta. Hay que celebrarla, bailarla, defenderla… y escribirla.
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