POR CUESTIONES TÁCTICAS A LOS GENIOS NO SE LOS SACA DEL JUEGO
Hay partidos donde el alma se juega más que los goles. Hay noches donde el fútbol exige algo más que estrategia. Hay momentos que solo entienden los que llevan el arte en los pies… y en esa categoría entra, sin dudas, Lamine Yamal.
El técnico de la selección española decidió sustituir al joven prodigio de 17 años en la final de la Liga de Naciones frente a Portugal, la noche del domingo 11 de junio de 2025, en Alemania. Una decisión táctica que dejó sin su pincel al lienzo justo cuando más se necesitaba una obra maestra.
Porque a los genios no se los saca del juego, y menos cuando el partido parece encaminarse a los penaltis. ¿Cómo quitarle al destino la posibilidad de que una chispa de magia lo cambie todo?
Lamine ha demostrado su frialdad en los momentos más duros. Lo hizo frente a Francia cuando, con solo 17 años, asumió la responsabilidad de ejecutar un penalti crucial. Su temple no es común. Su inspiración no es predecible. Pero ahí está su esencia: en la imprevisibilidad del genio.
Anoche, cuando aún quedaban destellos de esperanza, cuando el empate aún era combustible para soñar con la gloria, lo retiraron. Como si el poeta dejara la pluma en mitad del verso. Como si a Mozart lo bajaran del piano en el compás final.
Quizás esa sustitución, que pareció un acto de cálculo, fue en realidad un error de lectura emocional. Porque el fútbol no siempre se gana con pizarras; a veces se gana con almas, con duendes, con adolescentes irreverentes que no saben de miedo pero sí de gloria.
España perdió. Pero más allá del resultado, quedó flotando una pregunta que dolerá por un buen tiempo: ¿qué hubiera pasado si Lamine Yamal hubiese seguido en el campo?
Voces que resisten
“A los genios hay que dejarlos jugar, incluso si uno no los entiende. Porque cuando el fútbol es arte, el arte no se interrumpe.” RCJ Digital
— RCJ