Von der Leyen frente a una moción sin dientes
La presidenta de la Comisión Europea, cuestionada por transparencia y centralismo
Ursula von der Leyen enfrentará esta semana una moción de censura promovida por un sector de la extrema derecha del Parlamento Europeo. El voto, que se celebrará el jueves, no representa un peligro real para su continuidad, pero reabre heridas políticas sobre su estilo de gestión, su concentración de poder y el escándalo del llamado “Pfizergate”.
Las democracias se tambalean menos por golpes externos que por el desgaste de la confianza interna.
Según informó AFP en un despacho firmado por Adrien De Calan, Von der Leyen deberá responder este lunes a una serie de preguntas en la plenaria del Parlamento Europeo, en Estrasburgo. Las críticas apuntan a la falta de transparencia en la negociación con Pfizer durante la pandemia, cuando la Comisión Europea firmó multimillonarios contratos con el laboratorio. El eurodiputado Gheorghe Piperea, impulsor de la moción, denunció que Von der Leyen nunca hizo públicos los mensajes de texto que intercambió con el CEO de Pfizer, Albert Bourla.
El poder que no rinde cuentas, envejece mal.
Además del caso Pfizer, Piperea acusa a la Comisión de interferir en las elecciones presidenciales rumanas, tras la anulación de unas votaciones previas ganadas por el nacionalista Calin Georgescu, decisión que según él obedeció a intereses proeuropeos y sospechas de injerencia rusa.
"El precio de desentenderse de la política es ser gobernado por los peores hombres" – Platón.
Sin embargo, el intento parece destinado al fracaso. El grupo al que pertenece Piperea, los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), ya se ha distanciado. Legisladores afines a Giorgia Meloni han optado por una posición más conciliadora con Von der Leyen. Además, el Partido Popular Europeo (PPE), al que ella pertenece, ha cerrado filas a su favor.
Las rebeliones políticas que nacen sin brújula suelen naufragar entre contradicciones internas.
Desde el PPE, su líder Manfred Weber desestimó la moción calificándola como una “vergüenza” promovida por “títeres de Putin”. Para Weber, se trata de una maniobra para debilitar la unidad europea en un contexto de crisis global, conflictos bélicos y tensiones económicas.
El bloque proeuropeo del Parlamento —PPE, Socialdemócratas y liberales centristas (Renew)— sigue siendo mayoritario. Aunque algunos sectores de centroizquierda critican el tono conservador de Von der Leyen, no apoyarán una moción lanzada desde los extremos.
"Los extremos se tocan cuando desprecian la razón y desfiguran la verdad" – RCJ.
VOCES QUE RESISTEN
Lo que está en juego esta semana no es el cargo de Ursula von der Leyen, sino la credibilidad de las instituciones europeas. La moción morirá como empezó: sin mayoría, sin norte, sin propuesta real. Pero el malestar que la impulsa no puede ser ignorado. La falta de transparencia, los pactos cerrados entre bastidores y la arrogancia burocrática alimentan el descontento que la extrema derecha convierte en munición política.
Von der Leyen, figura clave del proyecto europeo, carga con luces y sombras. Su centralismo irrita, su gestión divide, y sus silencios pesan. Pero sustituirla sin alternativa, solo para castigarla, sería peor aún. Como decía Hannah Arendt, "la mayor parte del mal en el mundo se hace por personas que nunca decidieron ser buenas o malas, solo siguieron la corriente sin pensar".
Europa necesita autocrítica, no una purga estéril. Necesita liderazgo ético, no mociones inútiles. Y sobre todo, necesita ciudadanos que no se resignen.
"La libertad no es un estado, es un acto permanente de conciencia" – Simone Weil.
"El día que dejemos de exigir transparencia, habremos dejado de ser ciudadanos para convertirnos en súbditos" – RCJ
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