Ultraderecha europea: unidad entre sombras y condenas
Le Pen y sus aliados reavivan su alianza antiinmigración mientras las causas judiciales se ciernen sobre su liderazgo
En un rincón rural del sur de París, Marine Le Pen, líder de la ultraderecha francesa, tejió este lunes una red de complicidades políticas que recorren Europa de punta a punta. Su reunión con Viktor Orbán, Santiago Abascal y otros dirigentes del movimiento "Patriotas" no fue solo un mitin electoral, sino un mensaje crudo, directo y amenazante: Europa puede volver sobre sus pasos.
Fuente: AFP
Durante el evento en Mormant-sur-Vernisson, los discursos se multiplicaron con un tono uniforme: rechazo a los migrantes, ataque a las políticas ambientales y un desprecio sistemático hacia las instituciones de la Unión Europea. Orbán no se contuvo: "No les dejaremos destruir nuestras ciudades, violar a nuestras hijas y mujeres, matar ciudadanos pacíficos". El eco de sus palabras rebotó entre aplausos, sin resistencia visible.
Marine Le Pen, condenada en marzo por malversación de fondos públicos europeos, lucha contra su propia inhabilitación política. Aunque ha apelado la sentencia, no puede por ahora presentarse a las elecciones presidenciales francesas de 2027. Su escudero político, Jordan Bardella, fue quien cerró el mitin con tono casi mesiánico: “Sin ustedes no podremos ocupar Bruselas”.
Santiago Abascal, de VOX, presentó a Le Pen como símbolo de persecución, comparando incluso su situación judicial con un intento de asesinato en Colombia. La retórica victimista no es nueva, pero cada vez se acompaña con mayor arrogancia: la de quienes se ven cerca del poder y creen que Europa debe ser salvada de sí misma.
El mitin reunió representantes de extrema derecha de Italia, Grecia, República Checa, Bélgica, Estonia y Países Bajos. La mayoría repitió los mismos dogmas: cierre de fronteras, rechazo al “globalismo” y defensa del "alma nacional". La escenografía fue cuidada, rural y simbólica. Pero detrás del discurso del campo y la familia, se escondía la sombra de una Europa del pasado.
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Europa se enfrenta a un desafío más complejo que ideológico: es ético. Cuando los discursos de odio se normalizan y quienes son juzgados por malversar fondos públicos se presentan como mártires de la patria, las democracias tiemblan. No se trata solo de Le Pen ni de Orbán, sino del peligroso relato que los une: ese que convierte a los migrantes en enemigos y a los corruptos en víctimas.
“Los verdaderos patriotas no necesitan gritar su amor a la patria; lo demuestran respetando sus leyes y a todos sus habitantes”. — Eduardo Galeano
“Cuando Europa deja de ser plural, deja también de ser libre.” — RCJ
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