Indulto con ecos de impunidad: el presidente polaco perdona a un ultraderechista condenado por agredir a mujeres
“Donde se queman libros, se terminan quemando personas.” — Heinrich Heine
En Varsovia, donde las plazas gritan historia y las iglesias aún susurran ideología, ha vuelto a resonar un eco inquietante: el presidente de Polonia, Andrzej Duda, ha concedido el indulto a Robert Bakiewicz, un rostro bien conocido en las marchas de la ultraderecha, condenado por agredir a mujeres durante una manifestación por el derecho al aborto en 2020.
La decisión fue confirmada este martes por la portavoz de la Fiscalía General, Anna Adamiak, quien señaló que queda sin efecto la pena de libertad restringida dictada en noviembre de 2023. Dicha pena había sido canjeada por 30 horas mensuales de servicios comunitarios. “El presidente de la República de Polonia, el 11 de julio de este año, ha decidido conceder el indulto a Robert Bakiewicz, condenado por sentencia firme”, comunicó Adamiak en declaraciones a la agencia estatal PAP.
Justicia selectiva y silencios oficiales
Desde la presidencia, en cambio, reina el mutismo. Diana Glownia, portavoz del mandatario, se limitó a decir que “la transparencia de estos procedimientos (...) es limitada”. No habrá más explicaciones, ni razones compartidas. Solo queda la constatación de que un ultraderechista ha sido absuelto por la máxima autoridad del país.
Robert Bakiewicz fue condenado por los hechos ocurridos en octubre de 2020, cuando, junto a un grupo de hombres, usó la fuerza contra mujeres que protestaban frente a la Iglesia de la Santa Cruz en Varsovia. Algunas fueron arrastradas, otras empujadas. La sentencia incluía también una indemnización de 100.000 eslotis (unos 23.400 euros) y la obligación de hacer público el fallo. Ni la multa ni esta última condición fueron cubiertas por el perdón presidencial.
Ultraderecha, fronteras y misoginia
Bakiewicz no es un desconocido para el Estado polaco. Reconocido activista de extrema derecha, ha encabezado marchas contra inmigrantes, el colectivo LGTBI y el derecho al aborto. Fundador de las llamadas “patrullas ciudadanas” para vigilar las fronteras, es símbolo de un nacionalismo que se disfraza de orden y tradición mientras siembra exclusión y violencia.
El perdón presidencial llegó justo un día después de que el fiscal general Adam Bodnar anulara la maniobra de sus predecesores para frenar la ejecución de la sentencia. Un gesto que intentaba restaurar confianza institucional terminó eclipsado por la decisión de Duda, que se impone como un escudo para su aliado ideológico.
Cuando el poder disculpa el golpe
La línea entre gobernar y justificar se hace más tenue cuando la presidencia blinda a quienes convierten la violencia en discurso político. El gesto no es solo jurídico: es simbólico. Y recuerda que la batalla por los derechos de las mujeres no solo se libra en las calles, sino también en los despachos, donde una firma puede reescribir el sentido de justicia.
Fuente integrada al relato: Europa Press
VOCES QUE RESISTEN
“Un país que indulta la violencia política contra las mujeres no defiende la tradición: defiende el silencio.”
La impunidad no se decreta sola. Se firma. Y cada vez que se firma una, otra puerta se cierra para quienes luchan por ser escuchadas sin miedo.
RCJ Digital
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