España y Mauritania sellan una alianza por una migración segura, ordenada y con rostro humano
“Nadie deja su hogar a menos que su hogar sea la boca de un tiburón.” — Warsan Shire
En tiempos en los que el ruido xenófobo intenta desdibujar el rostro humano de la migración, España y Mauritania han optado por otra vía. Este miércoles, en Nuakchot, ambos países celebraron su primera Reunión de Alto Nivel, sellando un compromiso profundo y sostenido para una política migratoria “segura, regular y ordenada”.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y su homólogo mauritano, Mohamed Ould Ghazouani, presidieron una cumbre que reunió a siete ministros españoles en una agenda que incluyó temas económicos, culturales, comerciales y, sobre todo, migratorios. Una cooperación que, lejos del discurso del rechazo, busca abrir caminos, no muros.
Cooperar con dignidad, no castigar con prejuicios
“España también fue país de emigrantes”, recordó Sánchez con un tono que apeló a la memoria colectiva de un país que durante décadas vio partir a sus hijos a tierras lejanas en busca de futuro. “Hoy, el progreso y la buena situación económica de España debe mucho a la aportación de la migración que ha venido a desarrollar su proyecto de vida”, añadió.
La visión plasmada en esta cumbre bilateral va más allá del control de fronteras: contempla programas de migración circular, como la contratación este año de 50 trabajadores mauritanos para labores agrícolas en Huelva. Una migración regulada, legal, con nombre y apellidos, que aporte y no sea criminalizada por su origen.
Del rechazo al reconocimiento: construir modelos posibles
En una Europa donde la ultraderecha gana espacio y el populismo criminaliza al extranjero, España y Mauritania trazan otra narrativa. No se trata solo de frenar flujos irregulares, sino de crear alternativas: oportunidades laborales, cooperación educativa, diálogo institucional. Un enfoque que reconoce que detrás de cada migrante hay una historia, no un expediente.
Ghazouani, por su parte, valoró esta primera cumbre como un marco estructural para una relación bilateral más ambiciosa, que abarque no solo la gestión migratoria, sino el desarrollo mutuo. Porque al fin y al cabo, migrar no es un delito: es una respuesta humana ante la falta de oportunidades en origen.
VOCES QUE RESISTEN
“Estos hijos de tierra latinoamericana, africana o de cualquier otra latitud del mundo son los más fieles testigos de lo que significa buscar pan y dignidad fuera del lugar donde se nace, y ahora encuentran la cruda realidad del autoritarismo. A esa hipocresía institucional que recibe con una mano el trabajo barato y con la otra redacta leyes para expulsarlos.” — RCJ
¿Y quién delinque? Que enfrente la justicia, como cualquier ciudadano. Pero no usen al inmigrante como chivo expiatorio para justificar fracasos políticos, inseguridad o colapso de los servicios públicos. Los verdaderos saqueadores no cruzan el estrecho en patera ni vagan por desiertos o mares: llegan en corbata y coche oficial, donde sus fechorías se disuelven en los despachos del poder y en la desmemoria institucional.
La migración no es el problema: es la consecuencia de un mundo desigual que no sabe mirar con justicia. Criminalizar al que huye del hambre, de la guerra o de la sequía es disparar contra la víctima, no contra las causas. Por eso, esta cumbre es un respiro. Un gesto que no lo resuelve todo, pero que señala un camino distinto al del odio.
Queda mucho por hacer. Pero mientras haya acuerdos que apuesten por humanidad y cooperación, habrá también voces que resistan. Y nosotros, desde estas letras, seguiremos alzándolas.
Fuente: EFE – www.efe.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario