Israel ataca Siria mientras promete no abandonar a la comunidad drusa
“Cuando los tambores de guerra suenan, la verdad es la primera víctima.” — Esquilo
Una nueva sombra se extiende sobre Oriente Medio. Este miércoles, el Ejército israelí ha confirmado haber atacado la entrada del cuartel general militar del régimen sirio en la zona de Damasco. Lo hizo, según el comunicado castrense, “siguiendo las directrices de la cúpula política” y en respuesta a lo que consideran acciones hostiles del régimen contra la población civil drusa en el sur de Siria.
La operación se produce apenas horas después de que el ministro de Defensa de Israel, Israel Katz, advirtiera públicamente que mantendrían los bombardeos sobre territorio sirio si las autoridades de ese país no se retiran de la región de Al Sueida. En esta zona, habitada mayoritariamente por drusos, los enfrentamientos se han recrudecido en los últimos días.
La política de la protección selectiva
“No abandonaremos a los drusos en Siria”, proclamó Katz, asegurando que su país aplicará “la política de desmilitarización que hemos decidido”. La frase resuena como una promesa, pero también como una advertencia. La intervención militar se justifica, según Tel Aviv, en la necesidad de proteger a la minoría drusa atrapada en una guerra de desgaste entre el régimen sirio y grupos armados locales.
Sin embargo, las tensiones no se limitan al otro lado de la frontera. En los Altos del Golán ocupados por Israel desde 1967 —y anexionados unilateralmente en 1981—, decenas de ciudadanos drusos de Majdal Shams cruzaron a Siria con la intención de socorrer a sus familiares. Más tarde, fueron repatriados por tropas israelíes.
La comunidad drusa, entre dos fuegos
El diario The Times of Israel informa que líderes drusos afincados en Israel han convocado una huelga y llamado a la solidaridad, tras los combates registrados en Al Sueida. El eco de la guerra ha alcanzado a quienes creían haber dejado atrás el conflicto, arrastrando de nuevo a miles de familias a una lucha identitaria y política de consecuencias impredecibles.
En Israel viven cerca de 24.000 ciudadanos drusos, una minoría árabe con raíces profundas en la región. Se estima que entre el 40 % y 50 % poseen pasaporte israelí. Históricamente han sido leales al Estado, incluso sirviendo en sus Fuerzas Armadas, pero la crisis actual amenaza con abrir nuevas grietas en esa ya frágil relación.
Fuente integrada al relato: Agencia EFE
VOCES QUE RESISTEN
“En el tablero de la geopolítica, las minorías son las primeras piezas sacrificadas.”
La comunidad drusa, dividida entre fronteras, lenguas y pasaportes, vuelve a ser rehén de intereses que la superan. Pero su voz, como su dignidad, resiste entre las ruinas.
RCJ Digital
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