Rafael Correa salió en defensa de Cristina Kirchner: "Nos están robando la democracia"
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Desde Bélgica, donde reside con estatus de refugiado político, el ex presidente de Ecuador, Rafael Correa, alzó la voz para respaldar a Cristina Fernández de Kirchner tras la ratificación judicial de su condena. En una entrevista radial con Argenzuela, conducido por Jorge Rial, fue categórico: “Quieren lograr por medio de la persecución judicial lo que no logran en las urnas”.
Correa enmarcó el fallo de la Corte Suprema argentina como un nuevo capítulo del lawfare en América Latina: una estrategia que, según él, busca “neutralizar a los dirigentes progresistas” a través de una combinación de prensa hegemónica, justicia cooptada y persecución política. “Esto es mortal para la democracia, mortal para el estado de derecho... y mortal para el sentido común”, afirmó. “Con estos criterios, mañana podrían condenar hasta al Papa”.
Una condena y una advertencia política
La Corte Suprema argentina dejó firme la condena a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos contra la ex presidenta Cristina Fernández por la causa conocida como "Vialidad". Para Correa, el fallo excede el nombre propio y pone en riesgo principios democráticos esenciales: “Le están quitando a los argentinos la posibilidad de elegir libremente a quién quieren votar”.
“A Lula lo encarcelaron y surgió Bolsonaro. A mí me condenaron a toda prisa para evitar que me presentara. A Cristina la proscriben con una sentencia que convierte la omisión política en delito penal. Eso no es justicia, es estrategia electoral por otros medios”, sentenció.
Justicia entre el escepticismo y la evidencia
Los tres casos más emblemáticos —Lula da Silva, Cristina Kirchner y Rafael Correa— comparten la narrativa de ser víctimas de persecución judicial. Sin embargo, todos han sido implicados en tramas de corrupción con acusaciones concretas. El desafío para los sistemas democráticos de la región es distinguir cuándo hay justicia y cuándo hay estrategia política. Ni la condena debe asumirse como verdad absoluta sin garantías, ni toda sentencia debe deslegitimarse por razones ideológicas.
¿Y si no es una conspiración orquestada, sino una responsabilidad individual? ¿Y si no es una persecución, sino el resultado de errores políticos y éticos? El tiempo dirá. Pero mientras tanto, no hay democracia posible sin justicia. Y no hay justicia creíble si se percibe como arma de guerra electoral.
Correa, por su parte, denunció que fue condenado por “influjo psíquico”, una figura que —según él— no existe en el derecho penal. “Me condenaron porque no sabían cómo vincularme a lo que ellos mismos inventaron”, dijo, recordando que cinco países le otorgaron asilo político, entre ellos Bélgica, Canadá y México. “¿Tú crees que Bélgica le da refugio a un corrupto? Me dieron asilo porque saben que es una payasada judicial”.
“No he hablado directamente con Cristina, pero estoy a su disposición. Ella sabe que cuenta con mi solidaridad y admiración”, concluyó, antes de lanzar una última frase con fuerza simbólica: “Hagan lo que hagan los cobardes de siempre, los miserables de siempre, ya no podrán borrarla de la historia. Cristina es una inmensa latinoamericana”.
Voces que resisten
“La democracia se muere cuando la justicia pierde valor o se vende al mejor postor. No se trata de defender a nadie, sino de entender lo que está en juego.”
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Fuente integrada en el relato: BigBang! News
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