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El infierno tras el brillo: Cassie Ventura y el juicio que desvela los excesos de Diddy
“La violencia, sea física o emocional, no es un error: es una decisión.” — bell hooks
En el mundo del espectáculo, donde la fama deslumbra y el poder silencia, las víctimas suelen quedarse sin voz. Pero esa voz ha comenzado a alzarse en el tribunal federal de Nueva York. Este lunes, la Fiscalía acusó formalmente al artista Sean Combs, más conocido como Diddy, de someter durante años a la cantante Cassie Ventura a una pesadilla oculta entre hoteles, drogas y abuso sistemático.
Según los alegatos presentados ante el jurado, Cassie pasaba la mitad de cada semana encerrada en habitaciones de hotel donde, drogada y desorientada, era forzada a mantener relaciones sexuales no consentidas con trabajadores sexuales masculinos. Los fiscales relataron que estos encuentros eran parte de lo que Diddy denominaba “freak offs” y “wild king nights”, rituales de degradación que él dirigía desde la sombra, grabando todo mientras se masturbaba, observando y controlando.
Tal como reveló la Agencia EFE, la fiscal Ashley Johnson aseguró que estos hechos comenzaron en 2006, cuando Cassie tenía apenas 19 años y fue fichada por Bad Boy Records, la discográfica del rapero, entonces de 36. Poco después iniciaron una relación personal, que rápidamente derivó en violencia y coerción. "Si Cassie no hacía lo que él quería, había consecuencias", afirmó Johnson. Golpes, amenazas, chantajes con videos sexuales: todo formaba parte del mecanismo de control.
Pero no fue la única. El juicio contempla también el testimonio de una segunda víctima, identificada como “Jane”, madre soltera y pareja del artista en 2020, quien habría sido forzada de igual manera a participar en estos actos. Además, una exasistente personal y varios trabajadores sexuales también serán llamados a declarar. Todos los caminos apuntan a una estructura de abuso sustentada en la impunidad del estrellato.
Diddy enfrenta cinco cargos: conspiración con fines de extorsión, tráfico sexual mediante la fuerza o el fraude, y transporte con fines de proxenetismo. Su juicio, que arrancó con la selección del jurado a las 9:35 a. m. (hora local), se extenderá por al menos dos meses. El ídolo de la industria musical compareció en el tribunal vestido con un jersey blanco. Pero ni el atuendo ni el silencio pudieron cubrir el eco de los testimonios que comienzan a salir a la luz.
VOCES QUE RESISTEN
“Lo que ocurre en la habitación de un hotel sin ventanas, no desaparece cuando se apaga la luz”, reflexiona una activista feminista en la entrada del tribunal. El proceso judicial contra Diddy pone en la agenda global una pregunta incómoda: ¿cuántos abusos hemos dejado pasar por el poder que da la fama?
Cassie ya no canta desde un escenario, pero está alzando su voz desde un estrado. En ese testimonio, y en el de muchas otras, se juega algo más que un juicio: se juega el derecho a que las heridas no sean enterradas bajo millones de discos vendidos.
RCJ
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