Esclavitud moderna en Ecuador: la deuda pendiente de Furukawa
(RCJ Digital / EFE) – Decenas de extrabajadores de la compañía Furukawa Plantaciones C.A., de capital japonés, iniciaron este jueves una vigilia en Ecuador para exigir justicia. La empresa fue sentenciada por la Corte Constitucional por prácticas de esclavitud moderna, pero hasta ahora no se han concretado las medidas de reparación dictadas por el alto tribunal.
“Donde no hay justicia es peligroso tener razón, porque los poderosos la negarán”, Voltaire.
Décadas sin derechos ni dignidad
Según la sentencia, al menos 342 personas fueron sometidas a servidumbre durante más de seis décadas. No tenían acceso a agua potable, escuelas, salud laboral ni al sistema de seguridad social ecuatoriano. La Defensoría del Pueblo incluso eleva esa cifra a 1.244 víctimas potenciales.
"Vivían en campamentos miserables dentro de las fincas, sin salario, sin atención médica ni condiciones dignas", denunció Marcela Arellano, presidenta de la Confederación de Organizaciones Sindicales Libres.
“La esclavitud no ha desaparecido. Solo ha cambiado de nombre y forma”, Angela Davis.
Un plan de pagos que indigna
El fallo judicial ordenaba compensaciones en un plazo de tres meses. Sin embargo, Furukawa adujo "falta de liquidez". En junio presentó un plan de pagos que contemplaba una fórmula mixta: un primer abono del 17 % y la entrega de tierras (284 hectáreas). El resto se cubriría con el 80 % de sus utilidades anuales, lo que extendería el proceso por casi un siglo.
“Para nosotros eso es una burla a los compañeros y al país entero”, sostuvo Arellano. “Eso demuestra que Ecuador carece de institucionalidad y que la Corte Constitucional no hace cumplir sus propias sentencias”.
“Un país sin justicia es un país sin alma”, Eduardo Galeano.
Condiciones inhumanas y sin inspección
La denuncia original surgió luego de múltiples accidentes laborales. Uno de los más recordados: un trabajador perdió una pierna tras el ataque de una serpiente. “Así se reveló la esclavitud moderna que imperaba”, relató Arellano.
Los manifestantes también acusaron al Ministerio de Trabajo de no haber inspeccionado adecuadamente. Cristian Estrada, exempleado, declaró: “Venían un rato, media hora, y se iban. Nunca nos hablaron, nunca escucharon nuestras condiciones”.
Voces que resisten
“La justicia no debería ser un privilegio que se negocie. Debería ser un derecho garantizado”, expresó la líder sindical.
En un país donde la impunidad toma asiento, la vigilia de los extrabajadores es también una vigilia por la dignidad nacional. RCJ Digital La otra manera de contar el relato.
Fuente: Agencia EFE
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