“Cuando la tiranía se hace ley, la rebelión es un derecho.”
— Simón Bolívar
El Salvador: Una ley, varios silencios y demasiadas esposas
El Salvador amanece más vigilado. La reciente Ley de Agentes Extranjeros, aprobada por el gobierno de Nayib Bukele, impone un impuesto del 30% a donaciones internacionales destinadas a organizaciones sociales informa Agencia EFE.
Pero el verdadero coste no se mide en dinero, sino en libertades.
Según denunció este sábado la Unión Europea, esta ley “contradice las obligaciones internacionales” adquiridas por el país y representa una amenaza directa al derecho de asociación, al financiamiento independiente y, en definitiva, a la voz crítica. A esto se suman detenciones que, por su perfil y velocidad, suenan más a represalia que a justicia.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) también alertó sobre una serie de arrestos: Ruth López, abogada anticorrupción; Alejandro Henríquez, ambientalista; José Ángel Pérez, pastor evangélico y líder comunitario; Fidel Zavala, portavoz de una organización humanitaria; y ahora, el abogado constitucionalista Enrique Anaya, crítico férreo del Ejecutivo. La Fiscalía lo acusa de lavado de dinero. ¿Pruebas? Por ahora, silencio. Pero las esposas ya están puestas.
El patrón se repite: voces disidentes, activistas de derechos humanos, juristas incómodos... todos en el punto de mira. Mientras tanto, desde el poder se intenta vestir estas acciones como simples procesos judiciales. Pero el contexto no miente: esta ley no regula, acalla. No ordena, intimida. No equilibra, castiga.
La narrativa oficial habla de soberanía, de protección nacional. Pero la otra cara, la que muestran organizaciones como CEJIL, CIDH o la UE, habla de un retroceso democrático evidente, de un país donde se asfixia el disenso con leyes ambiguas y acusaciones que parecen hechas a la medida de los críticos.
Cuando un Estado empieza a sospechar de quienes protegen los derechos humanos más que de quienes los violan, algo se ha torcido en el alma institucional. Y esa torcedura, si no se corrige, acaba siendo irreversible.
Voces que resisten
“Quien defiende derechos humanos no debería necesitar protección; debería tener reconocimiento.”
La ley de agentes extranjeros es una mordaza fiscal y legal. Las detenciones, una señal peligrosa. Pero la resistencia está viva. Cada nombre arrestado es una página escrita contra el olvido. En El Salvador, aún hay quienes no bajan la voz, aunque se les quiebre la vida.
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