Hambre en Gaza ante el bloqueo de Israel.BBC.
CONTANDO LA NOTICIA DE OTRA MANERA
“Lo que me asusta no es la maldad de los malos, sino la indiferencia de los buenos.”
— Martin Luther King Jr.
Gaza: la tragedia sin lenguaje
Jeremy Bowen, editor internacional de BBC News Mundo, lo expresó sin rodeos: "Nos estamos quedando sin palabras para describir la miseria y la tragedia que afecta a la gente en Gaza."
Pero las palabras aún importan. Porque nombrar lo que ocurre —aunque se haga desde la distancia, desde la impotencia o la rabia— es resistir al olvido. En una Franja sellada, donde los ojos del mundo no pueden entrar, los relatos de la barbarie dependen de los periodistas palestinos. Más de 200 han sido asesinados por hacer su trabajo. ¿Se puede medir la miseria? Ellos la viven, la reportan. Y la pagan con sangre.
Israel impide el acceso a reporteros internacionales en Gaza. El periodismo se vuelve, entonces, un ejercicio de reconstrucción entre ruinas, datos filtrados y testimonios de los organismos humanitarios que aún intentan —heroicamente— operar allí. Pascal Hundt, subdirector del Comité Internacional de la Cruz Roja, ha dicho que los civiles enfrentan "una abrumadora lucha diaria para sobrevivir a los peligros del conflicto, hacer frente a los incesantes desplazamientos y soportar las consecuencias de verse privados de asistencia humanitaria urgente." Su advertencia: "No se debe —ni se puede— permitir que esta situación siga escalando."
Pero escala. Desde el 18 de marzo, tras romper un alto el fuego de dos meses, el gobierno de Benjamin Netanyahu reanudó los bombardeos sobre Gaza. Lo hizo no solo como acto militar, sino como respuesta política: los sectores ultranacionalistas religiosos que lo sostienen en el poder lo amenazaron con derribarlo si no volvía a la guerra. Para ellos, la paz equivalía a la rendición. El precio: más muerte. Más desplazamiento. Más silencio impuesto por las armas.
En paralelo, Israel bloqueó todos los envíos de ayuda humanitaria. Desde principios de marzo no entra alimento, ni medicinas. Gaza fue despojada incluso de la esperanza. El acuerdo que podría haber liberado rehenes y permitido una retirada escalonada fue desechado. Lo que se impuso fue la supervivencia política de Netanyahu, acosado por su responsabilidad en los ataques del 7 de octubre de 2023 y un juicio por corrupción que todavía lo persigue.
Ahora el primer ministro promete una nueva "ofensiva intensa". Incluye un plan para “desplazar” masivamente a la población civil palestina. Pero “desplazar” es un verbo impúdico: es un eufemismo que oculta la desesperación de quienes huyen sin saber a dónde, que resume el terror de abandonar una casa para caer en una zona igual de peligrosa. Hombres, mujeres, niños que ya han huido media docena de veces. Gaza se ha vuelto un tablero macabro: se juega con las vidas, no con fichas.
VOCES QUE RESISTEN
"Cuando el mundo calla, contar es un acto de humanidad."
Los ojos de Gaza están siendo arrancados. Lo que queda son las voces de los que aún pueden escribir, aún pueden hablar, aún pueden llorar a los suyos frente a una cámara temblorosa. Este no es solo un conflicto militar. Es un crimen contra la memoria. Contra la empatía.
Si el periodismo no entra, que entre la conciencia.
Y si las palabras ya no alcanzan, que griten nuestras ausencias.
RCJ
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