“La verdad no necesita defensores poderosos, sólo oídos dispuestos a escucharla.”
— Eduardo Galeano
David Sánchez y el peso del apellido en la política española
El Ministerio Público ha pedido que se archive la causa contra David Sánchez, hermano del presidente del Gobierno, por falta de indicios de criminalidad. La historia, revelada por otros medios de información con base en una nota de la agencia EFE, concluye que no existen pruebas para sostener acusaciones de prevaricación o tráfico de influencias por su contratación en la Diputación de Badajoz.
La causa, que nació envuelta en las sombras de la prevaricación y el tráfico de influencias, comienza ahora a deshacerse como humo entre los dedos de la justicia. Desde el punto de vista jurídico, pierde consistencia; pero en el tribunal de la opinión pública, las brasas del descrédito aún chispean. Porque la política y el derecho raramente caminan de la mano. Y el apellido Sánchez —cargado de simbolismo, poder y rencor— se convierte en un manjar para la oposición más voraz y para sectores de ultraderecha que no disimulan su deseo de derribar al árbol desde la raíz. En algunos casos, incluso, han tenido presencia directa como acusaciones particulares, mezclando estrategia política con apariencia judicial.
VOCES QUE RESISTEN
El archivo de la causa no detendrá el ruido político. Tampoco calmará la estrategia de desgaste que algunos sectores aplican con fervor calculado. Pero la verdad jurídica, esa que no hace ruido ni viraliza titulares, ha hablado. Y a veces, escucharla también es una forma de resistencia.
— RCJ