Pactos, silencios y filtraciones: cuando el abogado desdice al cliente
"Las palabras pueden disfrazar la verdad, pero los hechos la terminan desnudando." – Anónimo
"No hay peor mentira que aquella que uno se cuenta a sí mismo." – Friedrich Nietzsche
"La justicia no es ciega: a veces mira para otro lado." RCJ Digital
En una sala del Tribunal Supremo, el abogado Carlos Neira lanzó una afirmación que retumba como una piedra en el estanque político español: Alberto González Amador, pareja de la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso, le habría pedido llegar a un pacto con la Fiscalía. Esa confesión, realizada ante la máxima instancia judicial, desmonta públicamente el relato de González Amador, quien el viernes negó conocer cualquier intento de acuerdo para reconocer delitos fiscales y evitar males mayores.
Según informa el diario EL PAÍS, el abogado fiscalista confesó también que, aunque sí discutió con su cliente los escenarios de un acuerdo con el ministerio público, nunca llegó a mostrarle el correo electrónico que terminó siendo objeto de una investigación por su filtración, un escándalo que pone en entredicho la figura del fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz.
El propio Neira reconoció que un periodista de EL PAÍS le preguntó si González Amador había pagado lo que se le reclamaba el 12 de marzo de 2024, solo un día antes de que el correo del supuesto pacto llegara al fiscal general. ¿Casualidad o cronograma cuidadosamente orquestado?
"Los pactos rotos no solo quiebran la confianza, también la memoria pública." – Hannah Arendt
VOCES QUE RESISTEN
Mientras el relato se descompone entre versiones opuestas, filtraciones sospechosas y maniobras legales, una pregunta se instala en la conciencia democrática: ¿hasta qué punto puede un país tolerar que las instituciones judiciales se vean arrastradas a los escenarios políticos más turbios? Las piezas se mueven en este tablero sin reglas claras, donde la justicia y la credibilidad institucional corren el riesgo de diluirse.
Publicado el 27 de mayo de 2025
Felipe González y el Socialismo de Lujo: 400 Metros de Contradicción
