"A veces se gana, otras se aprende."
— Nelson Mandela
El sueño de volver a una final europea quedó enterrado bajo los focos del Giuseppe Meazza. El FC Barcelona luchó con coraje, marcó, resistió, pero no fue suficiente. El Inter de Milán venció 7-6 en el global y avanzó a la final de la Champions League, dejando a los culés con el alma rota y la frente en alto.
Fue una noche de emociones cruzadas, de goles que encendieron la esperanza, pero también de errores que pesaron como losas. El equipo de Hansi Flick se batió con valentía, pero pagó caro los desajustes defensivos y la contundencia del rival. El empate 3-3 en la ida parecía una promesa; el resultado final fue una lección dolorosa.
Se esfuma así el sueño de Múnich, ese 31 de mayo que parecía tan cerca y que ahora se aleja como un tren perdido en la niebla. Pero no hay reproche que valga cuando lo diste todo. El Barça jugó como un grande, cayó como un gigante.
El fútbol, ese juego cruel y hermoso
El fútbol es así. A veces te da la gloria, otras te enseña a resistir. Esta derrota no borra el camino recorrido, ni los momentos de magia que hicieron soñar a millones. Quedan heridas, sí, pero también orgullo. El escudo no se arruga, el corazón no se rinde.
Ahora queda la Liga. Y, aunque el alma esté herida, el domingo espera un nuevo reto: el Clásico ante el Real Madrid en Montjuïc. La pasión no descansa. El Barça tampoco.
VOCES QUE RESISTEN
“Las derrotas enseñan más que mil victorias”. El FC Barcelona queda fuera de Europa, pero se lleva la dignidad de haberlo peleado hasta el final. No es el final de una era; es la forja de una nueva. Habrá que recomponer, aprender, y volver. Porque quien ama, no abandona. Y quien cree, resiste.
— RCJ