El suspiro del humo blanco: así se elige al nuevo Papa
“El humo es el suspiro de Dios cuando ya ha hablado el corazón de los hombres.” — decía alguna vez un teólogo anónimo, recordando la vieja tradición que, en pleno siglo XXI, sigue teniendo el poder de detener al mundo ante una simple chimenea en Roma.
Este miércoles 7 de mayo comienza un nuevo cónclave en la Capilla Sixtina, donde 133 cardenales entrarán al recinto más sagrado del Vaticano para elegir al sucesor de Francisco, el Papa número 266 reporta El País. Ahora, el mundo contiene el aliento, aguardando por el número 267.
Las reglas del cónclave, inmutables y solemnes, exigen que el nuevo pontífice obtenga al menos 89 votos, lo que representa los dos tercios necesarios entre los electores. Un listón alto, tan alto como las esperanzas depositadas en quien asuma el timón de una Iglesia con más de 1.400 millones de fieles.
La ceremonia sigue un protocolo casi místico. La primera votación será a las 16:30, y como dicta la costumbre, no se espera humo blanco a la primera. En cambio, probablemente veremos fumata negra al caer la tarde, entre las 18:00 y 19:00. Una señal de que el Espíritu aún no ha hablado… o de que los hombres aún no han escuchado.
Si no hay acuerdo en los primeros tres días, habrá una pausa histórica: un día completo de oración, reflexión y diálogo, algo que no sucede desde hace más de un siglo. Y si se llega a 34 votaciones sin consenso, se limitarán los candidatos a los dos más votados. Pero la mayoría seguirá siendo de dos tercios. Porque la fe no acepta atajos.
La elección culminará en la famosa “habitación de las lágrimas”, donde el nuevo Papa decidirá si acepta el encargo y elegirá su nombre pontificio. Luego saldrá al balcón central de San Pedro, presentado en latín por el cardenal Dominique Mamberti, y el mundo escuchará —quizá sin entender del todo— el nombre de su nuevo pastor.
Desde el humo blanco hasta la aparición del elegido, suelen pasar 45 minutos de expectación planetaria. Cada segundo, una eternidad. Porque en ese instante, Roma no habla sola: habla la historia, el simbolismo, y quizás, lo divino.
VOCES QUE RESISTEN
“No hay nada más revolucionario que mantener la fe en los días nublados.” En tiempos en que la credibilidad tambalea, y muchos fieles sienten más distancia que cercanía con Roma, este cónclave será observado con lupa y corazón. ¿Se elegirá a un reformador decidido, a un conciliador diplomático, o a una figura inesperada? La Iglesia se juega algo más que liderazgo: se juega su brújula moral en un mundo turbulento. Y millones de almas esperan que no sea solo humo lo que brote del Vaticano, sino compromiso.
RCJ