Por RCJ
“Los errores son los portales del descubrimiento.”
— James Joyce
En la vida de Olga Tañón, hubo un error que cambió la historia de la música tropical. Tenía apenas 19 años y, convencida de que iba a audicionar para una banda de rock, se presentó a un ensayo, difundiò Billboard . Pero en vez de guitarras eléctricas, lo que encontró fue una tambora palpitante y una güira temblando en las manos de un maestro de orquesta.
—“Creo que me equivoqué de lugar”— fue lo primero que pensó.
—“No, esto no es ninguna banda de rock. Esto es una orquesta de merengue”, le dijo Ringo Martínez, el director.
—“¡Pero yo no sé cantar merengue!”
—“Bueno, el que canta bien, canta lo que sea”.
Y así, con una frase que parece sacada de un libreto caribeño, Olga Tañón se convirtió —casi sin querer— en la Mujer de Fuego.
Cuatro décadas de voz encendida
Este 2025, la Billboard Latin Women in Music rendirá homenaje a Olga con el Premio Trayectoria Musical, y no es para menos: más de 40 años cantando, bailando, luchando. Su voz no solo encendió las pistas de baile; también rompió barreras para las mujeres en un género históricamente dominado por hombres.
Ganadora de múltiples premios Grammy, pionera en llevar el merengue a escenarios globales, embajadora del poder femenino y madre orgullosa, Olga Tañón es más que una artista: es una revolución con sandalias.
“No me importa lo que digan, seguiré cantando con fuerza porque es mi forma de existir.”
— Olga Tañón
De Puerto Rico para el mundo
Su merengue no fue suave, fue directo. Su voz no pidió permiso, arrasó con dignidad y sudor. Desde sus inicios con el grupo Chantelle hasta sus discos en solitario, Olga tejió un camino en el que se mezclaron la alegría caribeña, la protesta silenciosa y el compromiso social.
Nunca renegó de sus orígenes, ni cuando fue una de las primeras artistas latinas en cantar en el Carnegie Hall ni cuando denunció desigualdades en entrevistas internacionales. La Mujer de Fuego se mantuvo fiel a su llama.
El legado que continúa
Hoy, mientras muchas voces del pasado se apagan, la de Olga sigue bailando entre generaciones. Su música forma parte del ADN de las fiestas latinas, pero también de las historias personales de millones que, como ella, alguna vez se equivocaron de puerta… y terminaron encontrando su destino.
VOCES QUE RESISTEN
Entre los aplausos y las luces de un premio merecido, Olga Tañón nos deja una lección que va más allá del merengue:
A veces, los errores son el mapa más sincero hacia lo que verdaderamente somos.
Y si la vida te cambia la canción… ¡aprende a bailarla!
RCJ