La otra manera de contar el relato
Perú ha dado un paso contundente hacia la limpieza institucional en el ámbito educativo. Desde abril de 2024, el Ministerio de Educación ha separado de sus funciones a más de mil trabajadores por delitos tan graves como violación, terrorismo y homicidio.
“Hay que ser implacables con esta clase de delitos. Perú ha demorado en estas sanciones, pero al fin ha llegado la justicia. Que paguen con el peso máximo de la ley.”
Una limpieza moral sin precedentes
Según cifras oficiales, un total de 1.097 docentes y administrativos han sido retirados de sus cargos. De estos, 169 con sentencias firmes fueron cesados definitivamente, mientras que 928 fueron separados de manera preventiva al tener procesos judiciales en curso.
Los delitos abarcan un abanico escalofriante: violación de la libertad sexual, terrorismo, tráfico de drogas, feminicidio e incluso parricidio. De ese universo, 931 personas están implicadas en crímenes sexuales; 82 por terrorismo y apología del terrorismo; 22 por narcotráfico; y 20 por homicidio doloso.
Un sistema educativo que busca proteger
“Trabajamos de manera permanente para identificar y expulsar a quienes representen un riesgo para nuestros estudiantes”, declaró el ministro de Educación, Morgan Quero.
El marco legal que sustenta estas medidas es la Ley 29988, la cual establece sanciones extraordinarias para personal educativo implicado en delitos graves, ya sea en instituciones públicas o privadas.
El caso Condorcanqui: un escándalo sin olvido
De los docentes bloqueados en el sistema, 470 pertenecen a Condorcanqui, una provincia que vivió el horror de cientos de abusos sexuales cometidos por educadores. La memoria colectiva aún tiembla con lo sucedido allí. Esta cifra es parte de los 2.472 trabajadores investigados actualmente por delitos de gravedad.
“La educación no puede ser trinchera de impunidad. No hay revolución pedagógica sin justicia previa.”
Una herida que apenas empieza a cerrarse
961 de los sancionados ejercían en colegios públicos y 136 en privados. Se trata de una purga sin precedentes en la historia educativa del Perú. El camino a la restauración de la confianza en las aulas aún es largo, pero comienza con decisiones como esta.
“El maestro no puede ser monstruo. La confianza en la escuela se construye con limpieza ética, no con silencio cómplice.” – RCJ
Nota editorial: Esta pieza ha sido adaptada por RCJ Digital a partir de información publicada por Agencia EFE. El enfoque, estructura y narrativa pertenecen al estilo exclusivo de “La otra manera de contar el relato”.
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