Estallan protestas contra la gentrificación en la Ciudad de México
“¡Gringo, vete a casa!”: el grito que sacude la Roma y la Condesa
Las calles de la Ciudad de México fueron testigo este fin de semana de una de las mayores protestas urbanas de los últimos años. Según informó France 24, cientos de ciudadanos salieron a las avenidas principales de las colonias Roma y Condesa para denunciar la gentrificación, un fenómeno que, aseguran, está expulsando a los habitantes originarios de sus propios barrios.
“¡Habla español o vete!”, gritaron algunos manifestantes mientras se desplazaban por zonas que ahora lucen cafés minimalistas, tiendas de diseño y alquileres imposibles para una familia media mexicana. La manifestación, que inicialmente fue pacífica, terminó con destrozos en negocios, aparadores rotos y una tienda saqueada.
“La ciudad no debe ser un negocio para unos pocos, sino un hogar para todos.” — Jane Jacobs
La furia va más allá de lo simbólico. De acuerdo con los manifestantes, la llegada masiva de nómadas digitales, especialmente estadounidenses, ha disparado los precios de alquiler y servicios en zonas antes accesibles. “Nos están desplazando con su poder adquisitivo”, reclamó una joven universitaria en entrevista con France 24.
Los barrios icónicos como Roma, Condesa o Juárez se han transformado en epicentros del turismo de renta corta, y plataformas como Airbnb han reemplazado a antiguos inquilinos por turistas temporales. El cambio es visible: carteles en inglés, menús en dólares, y anuncios que no mencionan ya la ciudad, sino su exotismo para el visitante.
“No se puede hablar de justicia urbana cuando el arraigo es desplazado por la especulación.” — Henri Lefebvre
El sitio ONU-Habitat define la gentrificación como un proceso de transformación urbana impulsado por clases medias y altas que, aunque dinamiza las zonas consolidadas, desplaza inevitablemente a los residentes originales. En la Ciudad de México, ese proceso ha cobrado una dimensión social conflictiva: una tensión no solo económica, sino cultural y lingüística.
Las autoridades capitalinas han sido criticadas por su pasividad, cuando no por su complicidad. Se les acusa de no regular suficientemente las plataformas de alquiler temporal ni proteger a los residentes históricos de incrementos abusivos. Mientras tanto, la narrativa oficial apuesta por el “progreso” y la “internacionalización” de la ciudad.
VOCES QUE RESISTEN
La gentrificación es una palabra elegante para encubrir un despojo silencioso. Detrás del café de autor y del yoga en terrazas se esconde un modelo que expulsa a quienes dieron identidad y vida a las colonias hoy en disputa. Lo que se vende como modernidad es, en realidad, una forma renovada de colonización urbana.
La protesta no solo se gritó en las calles: también resonó en los muros desconchados donde ya no vive quien nació allí. La ciudad, convertida en mercancía, ha dejado de ser un derecho. Y lo que ayer fue comunidad, hoy es escaparate. No se trata de rechazar al extranjero, sino de cuestionar el modelo que lo privilegia mientras ahoga al local.
“Las ciudades tienen el derecho a pertenecer a quienes las viven, no a quienes las compran.” – David Harvey
“Lo que se construye sin comunidad, se derrumba con resentimiento.” – RCJ
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