La otra frontera: gritos, redadas y niños en la línea de fuego
“Ver a un niño con miedo no debería ser parte de ninguna política pública” — Declaración universal de la humanidad que olvidamos
El sur de California no es hoy una postal soleada. Es una herida abierta. El olor no es a brisa oceánica, sino a incertidumbre, a redada, a grito interrumpido. La frontera ha dejado de ser línea. Es un cuchillo.
La justicia ha tenido que intervenir donde el sentido común y la compasión ya no habitan. Un juez ha ordenado frenar redadas basadas solo en el idioma o el color de piel.
Según CNN en Español, los agentes federales arrestaron a más de 300 inmigrantes en redadas caóticas en plantaciones de marihuana. El relato oficial habla de disparos. El relato humano, de miedo, niños y confusión.
Las imágenes estremecen: cuerpos en el suelo, niños separados, rostros sin documentos pero con derechos universales. Derechos que hoy son papel mojado.
La administración Trump, envalentonada, exige represión incluso contra quienes protestan. Pero las calles de Los Ángeles responden con pancartas, no con miedo.
La secretaria del DHS, Kristi Noem, dijo que esto “se está convirtiendo en una de las operaciones más grandes”. ¿El trofeo? 319 detenidos, 14 menores rescatados. ¿Dónde estaban antes? ¿Quién los puso ahí? ¿Quién responde por los heridos, por el trabajador agrícola muerto en Camarillo, por los desaparecidos?
La compañía Glass House Brands, operadora de las plantaciones, se ha desmarcado. “Nunca empleamos menores”, dijeron. Pero la tierra sigue oliendo a sudor infantil y el silencio de los responsables ensordece.
“La justicia que se aplica con prejuicio deja de ser justicia para convertirse en violencia organizada.” — Eduardo Galeano
Los testigos hablan de disparos, de gases, de caos. ICE actúa como un ejército sin rostro. Los sindicatos denuncian violaciones a la dignidad más elemental. Y mientras, en Washington, se aplauden los números como si fuesen estadísticas de un videojuego.
Pero no son cifras. Son vidas.
VOCES QUE RESISTEN
“Estos arrestos indiscriminados son una vergüenza nacional. Defenderemos cada derecho, cada vida.” — Dolores Huerta, activista histórica
“Si protestar contra la injusticia es delito, entonces que me acusen cada día.” — Pastor Carlos Moraga, Iglesia del Pueblo Libre
Reflexión RCJ: “Cuando los helicópteros sobrevuelan a niños y disparan gas sobre jornaleros, no se defiende una patria. Se desfigura el alma de un país. La historia recordará a quienes callaron... y a quienes gritaron cuando la compasión se volvió delito.”
El sur de California no es hoy una postal soleada. Es una herida abierta. ✨ Dale play
#LatinoConEstilo
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