De mito a captura: la operación secreta que doblegó al narco más buscado
“El amor cuando resiste, es revolución.” —Mario Benedetti
Más de 17 meses huyendo entre sombras, improvisando refugios como quien oculta diamantes en la arena. Así vivió José Adolfo Macías Villamar —alias “Fito”—, el narco que dominaba cárceles y calles desde Manta, Ecuador. Hasta que, el miércoles 25 de junio de 2025, a las 18:00, fue capturado en un operativo de inteligencia impecable. Lo encontraron escondido en su ciudad natal, dentro de un búnker bajo una encimera de cocina, con la tranquilidad de quien creía que ni Dios lo descubriría.
El operativo de las diez horas de fuego y sigilo
“La intriga es el arte de no revelar demasiado cuando todo está claro.” —RCJ Digital
Diez horas duró el sigiloso operativo combinado entre inteligencia, Policía Nacional, militares y equipos especiales. Sin un solo disparo, sin un gramo de error. Así cayó el hombre más buscado de Ecuador. La operación se activó luego de un rastreo minucioso en Manta. La captura fue celebrada por el presidente Daniel Noboa, quien desde China lanzó un mensaje claro: “Gracias a las leyes de Solidaridad e Inteligencia, Fito fue capturado. Caerán más. Recuperaremos el país. Sin tregua.”
Fito: del robo menor al narco imperio continental
“El poder no corrompe; el miedo a perderlo, sí.” —John Steinbeck (adaptada)
Nacido en 1979, Fito fue detenido por primera vez a los 20 años por robo. En 2011, por narcotráfico y delincuencia organizada. Desde la cárcel de máxima seguridad La Roca protagonizó su primera fuga en 2013 junto a otros 17. Regresó tras tres meses de libertad. Pero su influencia solo creció: desde prisión dirigía a Los Choneros, brazo ecuatoriano del cartel de Sinaloa.
En 2020, tras el asesinato de 'Rasquiña', heredó el liderazgo total. Desde entonces, su figura creció entre lujos carcelarios, un narco-corrido titulado "El Corrido del León" (grabado por su hija desde prisión), y una red familiar que lavó más de 24 millones de dólares. Su fuga silenciosa en 2024 desató el caos, la toma del canal TC en Guayaquil, y el decreto de "conflicto armado interno" por parte del gobierno.
Entre drones bomba y exilios
“No es el miedo lo que nos paraliza, sino la costumbre de vivir con él.” —RCJ Digital
En su intento de eludir la justicia, fue trasladado a La Roca nuevamente. Un dron bomba destruyó el techo del penal y logró volver a su búnker en la cárcel regional de Guayaquil. Era el "papá Fito" para sus reclusos, el "León" de los narco-corridos, el abogado autodidacta que pretendía limpiar su historial desde su celda. Su esposa e hijos fueron detenidos en Argentina y deportados. Su hermano, capturado en junio por lavado de activos.
Pero la confianza de estar en casa lo traicionó. No alteró su imagen. La Interpol lo buscaba con alerta roja internacional. Lo hallaron como quien encuentra un secreto antiguo detrás de una pared recién pintada. Su captura cierra un capítulo crucial del narcoterrorismo ecuatoriano. Y se abre la extradición a EE.UU., donde lo esperan cargos federales.
“La caída de Fito no es solo policial: es un mensaje de Estado. Ecuador se sacude el miedo y abre la puerta a una era de justicia sin tregua. Su captura no limpia el crimen, pero sí demuestra que nadie está por encima del país.”
— Reflexión editorial de RCJ Digital.