Amnistía y Constitución: el Tribunal cierra heridas abiertas en Cataluña
Pedro Sánchez respira, España avanza y Cataluña recupera la estabilidad institucional
Tras años de tensiones políticas, judiciales y sociales, el Tribunal Constitucional español ha dictado sentencia sobre uno de los capítulos más complejos de la reciente historia democrática del país. Este 26 de junio, con seis votos a favor y cuatro en contra, el alto tribunal avaló la controvertida ley de amnistía promovida por el Gobierno de Pedro Sánchez para los implicados en el procés independentista catalán de 2017.
El dictamen desestima la demanda de inconstitucionalidad presentada por el Partido Popular, abriendo así la puerta para que más de 300 personas —entre políticos, activistas y ciudadanos— puedan beneficiarse de una medida que, aunque polémica, busca reconciliar y mirar hacia adelante. “La amnistía no está prohibida por la Constitución”, dictamina el tribunal, “y puede ser admisible si responde a un interés público legítimo”.
La resolución también marca el camino a seguir frente a una treintena de recursos similares aún en trámite. Así, la vicepresidenta del Tribunal, Inmaculada Montalbán, logró articular un texto que equilibra la legalidad con la necesidad política de pacificar y normalizar la convivencia en Cataluña y el resto del país.
Con esta decisión, se refuerza la idea de que el Estado democrático es lo suficientemente sólido para perdonar sin claudicar, para reconciliar sin olvidar, y para estabilizar sin imponer. No es una derrota de la justicia, sino una victoria de la política entendida como el arte de resolver lo que parecía irresoluble.
En medio de este proceso, Pedro Sánchez ha logrado sortear una tormenta. Aunque su partido enfrenta sus propios desafíos internos, el Gobierno consolida una estrategia de diálogo sostenido, en la que la amnistía no es concesión, sino mecanismo de paz institucional.
VOCES QUE RESISTEN
“El perdón es la venganza de los sabios”, decía una vez Karl August Varnhagen. Y en este gesto político-judicial, España demuestra que también se puede sanar sin agravar, unir sin borrar el pasado.
— RCJ