🎵 CUANDO LA CANCIÓN ES UNA HERIDA COMPARTIDA!!
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CUANDO LA CANCIÓN ES UNA HERIDA COMPARTIDA
“No se puede matar el tiempo sin insultar a la eternidad.” — Henry David Thoreau
No es solo una canción. Es una conversación suspendida entre dos almas que se entienden sin mirarse. Vanesa Martín y Joaquín Sabina han lanzado hoy No nos supimos querer, la pieza más esperada del disco Casa Mía, y el resultado no es un simple dueto: es una herida convertida en arte.
La malagueña lo anunció meses atrás en El Hormiguero, pero entonces nadie imaginaba que la complicidad entre ambos artistas iba a cristalizar en algo tan íntimo. “Para mí es familia desde hace muchos años. La vida me lo ha regalado y yo, agradecida”, confiesa Martín sobre el de Úbeda. La frase no es halago de promoción: es raíz y vínculo.
La canción nace de una frase que Sabina, en confianza, le solía repetir: “Vane, tú tira de mí para lo que tú quieras”. Y Vanesa lo hizo. Se lo comentó a Jimena Coronado, esposa del cantautor, quien respondió entre risas: “Si te tiró la caña, va a estar encantado”. Así nació una colaboración orgánica, sin protocolos, donde la música no fue premeditación sino impulso del alma.
Europa FM recoge que la canción fue grabada prácticamente en directo, sin retoques, sin afeites. Como un diálogo sin guion entre dos personas que han amado —o perdido— demasiado. La melodía tiene ecos de Chavela Vargas, y Sabina, al escucharla por primera vez, dijo: “Qué bonito esto, me recuerda mucho a México”.
El videoclip, que ya circula en redes, muestra también las risas al final de la grabación. No hay artificio, no hay impostura. Solo dos voces heridas que se saben hermanas en el desamor y el recuerdo. No se explican: se entienden.
La canción habla de lo que tantas veces callamos: de esas relaciones donde hubo todo menos tiempo, donde el amor no fue mentira... pero tampoco bastó. Donde lo vivido fue verdad, pero nunca coincidió del todo con el momento justo.
VOCES QUE RESISTEN
Hay canciones que decoran el aire. Esta lo corta. No nos supimos querer no es una melodía bonita: es una confesión desgarrada. Es el eco de todos los que alguna vez quisimos tarde, mal o a destiempo. Y que aún así, seguimos llamando “amor” a ese temblor que no supo ser futuro.
— RCJ