CONTANDO LA NOTICIA DE OTRA MANERA
"La fama no es inmunidad. Solo es ruido que, a veces, tapa el grito de las víctimas."
En París, donde las luces del arte y el poder suelen entrelazarse, la sombra del abuso volvió a cruzar la escena. Gérard Depardieu, el gigante del cine francés, ha sido condenado a 18 meses de cárcel con pena suspendida por agresión sexual “con fuerza y sorpresa” a dos mujeres durante el rodaje de Les volets verts en 2021, señala La Vanguardia. No estuvo presente en el juicio. Mientras se dictaba sentencia en el tribunal correccional de París, él rodaba otra película en las Azores. La distancia, física y simbólica, fue imposible de ignorar.
Los magistrados no dudaron: las declaraciones de las denunciantes, una ayudante de realización y una decoradora, fueron coherentes, persistentes, valientes. En cambio, la versión de Depardieu —actor mítico, premiado, consagrado— mutó y se desdibujó, según el tribunal. El intento de utilizar el supuesto “estado psicológico vulnerable” de una de las víctimas fue rechazado tras el informe pericial. El fallo incluyó el nombre del actor de 76 años en el registro nacional de agresores sexuales.
La defensa del intérprete, liderada por Jérémie Assous, fue tan combativa como polémica. Insistió en que el proceso fue un linchamiento judicial inevitable: “En este tipo de juicios, basta con la acusación para que haya condena”, protestó. Pero las magistradas no vieron contradicciones graves en los testimonios de las denunciantes. Vieron consistencia, dolor y claridad.
La sentencia, aún apelable, no solo marca un hito en la carrera de Depardieu. También deja huella en una industria —la del cine europeo— que ha tardado en asumir sus zonas oscuras. La misma que toleró y protegió silencios durante décadas. El tribunal admitió el talento artístico del actor, pero no lo utilizó como atenuante: el arte puede conmover, pero no excusa.
La abogada de una de las víctimas declaró: “Es una bella victoria para todas las mujeres. Esta sentencia nos acerca al fin de la impunidad”.
Una frase que lleva consigo el peso del pasado, y el anhelo de justicia futura.
VOCES QUE RESISTEN
En un mundo donde los ídolos caen, la justicia debe levantarse. No con sed de revancha, sino con la necesidad urgente de reparación. La impunidad no se combate con odio, sino con verdad. Y la verdad no se encuentra en las cámaras ni en los aplausos, sino en la coherencia valiente de quienes deciden hablar, aunque duela.
Porque callar fue la norma. Pero ya no.