Un informe reciente avalado por Naciones Unidas y analizado por BBC, firmado por el periodista de clima y ciencia Tim Dodd, califica a las sequías actuales como una "catástrofe mundial de evolución lenta". El texto recoge testimonios, cifras y análisis de distintas regiones donde la falta de agua no solo afecta cosechas, sino también derechos humanos fundamentales.
Desde Somalia hasta Europa continental, los últimos dos años han sido testigos de algunas de las sequías más devastadoras de la historia registrada, exacerbadas por el cambio climático y, en muchos casos, por fenómenos como El Niño y la presión humana sobre los recursos naturales.
Impactos y advertencias
El informe, que subraya la urgencia de prepararse para una “nueva normalidad”, recomienda sistemas de alerta más robustos y políticas públicas eficaces para enfrentar esta amenaza global. África, América Latina y Asia son los puntos más críticos, pero Europa tampoco queda fuera de este escenario dramático.
Somalia enfrentó una crisis alimentaria que afectó a más de 4,4 millones de personas; mientras tanto, países como España vieron caer su producción agrícola drásticamente. En Latinoamérica, la cuenca amazónica registró mínimos históricos en los niveles de agua, afectando tanto a la fauna como al consumo humano.
Desigualdades y consecuencias sociales
Uno de los aspectos más alarmantes del informe es el impacto diferenciado de las sequías en mujeres y niñas. El aumento del matrimonio infantil en zonas afectadas de África del Este muestra cómo las crisis medioambientales también son crisis sociales.
Las familias sacrifican la educación de las niñas a cambio de dotes, los hospitales cierran, y muchas personas excavan en lechos secos de ríos en busca de agua contaminada. Todo esto representa una degradación profunda del tejido social y humano.
VOCES QUE RESISTEN
El informe es una advertencia severa para un mundo que aún sigue apostando por modelos extractivistas y de crecimiento sin límites. No solo documenta pérdidas agrícolas o económicas: señala la fractura moral de un sistema que permite que millones de personas mueran de sed mientras otros derrochan.
La lentitud con que evoluciona esta catástrofe ha sido también la excusa para no actuar. Pero cada cifra encierra vidas, nombres y futuros truncados. Lo que está en juego no es solo la biodiversidad o el acceso al agua: es el alma misma de nuestras sociedades.
“La Tierra proporciona lo suficiente para satisfacer las necesidades de todos, pero no la avaricia de todos.” – Mahatma Gandhi

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