FRASES CÉLEBRES CON HISTORIA
📅 12 de julio de 2025
Gloria Fuertes: La poeta que rimaba con resistencia
“Me siento segura cuando voy vestida de Gloria.” – y el mundo empezó a temblar en rimas
La frase que escondía más coraje que un manifiesto
“Me siento segura cuando voy vestida de Gloria.” – Gloria Fuertes
El día que Rosa se puso la chaqueta equivocada
Era un martes en Madrid. De esos con viento que despeina hasta las ganas. Rosa, 41 años, bibliotecaria municipal y lectora empedernida de poesía, entró al metro con una chaqueta de cuadros y un libro de Gloria Fuertes en la mano. Lo abrazaba como quien lleva un escudo invisible.
—¿Gloria Fuertes? —le preguntó un hombre de traje y voz irónica—. ¿No eres ya un poco mayor para eso?
Ella lo miró. Sonrió. Y le dijo:
—Sí. Por eso la necesito más.
La infancia que no se rinde
Rosa había aprendido a leer con Gloria. Pero también a sobrevivir. Porque entre sus versos dulces, había espinas suaves, verdades duras envueltas en papel de caramelo. Cuando a los once años le dijeron que “las niñas callan”, ella escribió un poema donde hablaban los árboles. Y ganó un premio que nadie le dio.
—¿Y tú por qué escribes esas cosas tan raras? —le preguntó su madre una vez.
—Porque si no las escribo, me explotan —respondió.
Desde entonces, cada vez que el mundo le dolía, Rosa buscaba un verso de Gloria. No para escapar. Para resistir.
El poema que no leyó nadie, pero cambió su vida
Aquel martes, en el vagón 6, Rosa encontró un asiento libre. Se sentó, abrió el libro por azar y leyó en voz baja:
“Me siento segura cuando voy vestida de Gloria.”
VOCES QUE RESISTEN
(Este es un diálogo ficticio entre Gloria Fuertes y una joven poeta que la encuentra en una plaza de Lavapiés, año 1978)
–¿Usted es Gloria Fuertes?
–Algunas tardes sí. Otras, solo soy una mujer que escribe para que no se le seque el alma.
–Quiero ser poeta. Pero no me toman en serio.
–Entonces vas bien. A los que nos toman en serio desde el principio, se nos acaban las palabras pronto.
–¿Y cómo se escribe sin tener miedo?
–No se puede. Pero se escribe igual. Con miedo. Con rabia. Con risa. Con hambre. Con todo eso que no te cabe en la boca y se vuelve verso.
–¿Y cómo sabe una que ha llegado a ser poeta?
–Cuando puedes caminar desnuda… pero vestida de ti misma.
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