El ministro de Defensa de Ecuador, Gian Carlo Loffredo (izq.), escucha a su homólogo de Interior, John Reimberg, en una rueda de prensa en Quito el 26 de junio de 2025
Imagen/Vía/Rodrigo Buendía
Fito acepta la extradición: el León de Los Choneros será juzgado en EE.UU.
El fin de una era, el inicio de una justicia que cruza fronteras
“La justicia tarda, pero cuando llega, no pregunta quién eras: simplemente llega.” —RCJ Digital
José Adolfo Macías Villamar, alias “Fito”, el temido líder de Los Choneros, aceptó ser extraditado a Estados Unidos para enfrentar cargos federales por narcotráfico, tráfico de armas y crimen organizado. Así lo confirmó la agencia Europa Press, citando fuentes judiciales ecuatorianas.
La audiencia se celebró por vía telemática ante el presidente de la Corte Nacional de Justicia, José Suing Nagua. El propio Fito consintió “de manera libre y voluntaria” su traslado, marcando así el final de una etapa oscura en la historia reciente del país sudamericano.
Una historia que ya habíamos contado
Más de 17 meses huyendo entre sombras, improvisando refugios como quien oculta diamantes en la arena. Así vivió Fito, el narco que dominaba cárceles y calles desde Manta. Hasta que fue capturado en su ciudad natal, escondido bajo una encimera de cocina. Una escena tan literaria como brutal.
“La intriga es el arte de no revelar demasiado cuando todo está claro.” —RCJ Digital
Diez horas duró el operativo silencioso que logró su aprehensión. No hubo tiros. Solo estrategia. Daniel Noboa, desde China, agradeció a las leyes de inteligencia por el resultado. Fito había sido también el rostro de una narcoestructura con ramificaciones continentales, aliada del cartel de Sinaloa.
Del mito carcelario al juicio internacional
Desde su primer arresto por robo hasta dirigir imperios desde prisión, su ascenso fue tan rápido como impune. Heredó el mando tras la muerte de ‘Rasquiña’ y convirtió La Roca en su oficina. Un narco-corrido le dedicó su hija, su familia movió millones, y su nombre infundía miedo en cada esquina.
Pero todo imperio sin raíces firmes se derrumba. Un dron bomba, una alerta roja de Interpol y el descuido de sentirse invisible acabaron con su reinado. Fito fue hallado y ahora será juzgado donde el poder no lo protege.
La extradición como símbolo
Estados Unidos lo acusa de conspiración para distribuir cocaína, tráfico de armas, contrabando y organización criminal. Ecuador lo despide con un operativo judicial impecable, pero el país aún arrastra los escombros que dejó su legado.
La extradición no borra las heridas, pero envía un mensaje: ningún criminal está a salvo. Ni siquiera el más temido. Ni siquiera el que se llamaba “León”.
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VOCES QUE RESISTEN
“La caída de Fito no es solo policial: es un mensaje de Estado. Ecuador se sacude el miedo y abre la puerta a una era de justicia sin tregua. Su captura no limpia el crimen, pero sí demuestra que nadie está por encima del país.”
— Reflexión editorial de RCJ Digital
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