George Simion, el antieuropeísta que resucita las urnas rumanas
"Las masas nunca han tenido sed de verdad. Se apartan de las evidencias que no les gustan y prefieren deificar el error, si éste las seduce". – Gustave Le Bon
La democracia rumana vuelve a ser un tablero inestable en el ajedrez europeo. Este domingo, George Simion, líder del partido ultranacionalista Alianza para la Unión de los Rumanos (AUR), emergió como favorito en la primera vuelta de las elecciones presidenciales repetidas, según varias encuestas a pie de urna. Se trata de unos comicios marcados por la desconfianza, luego de que el Tribunal Constitucional anulara las votaciones del pasado noviembre por “injerencia extranjera y financiación opaca”, según informa la agencia EUROPA PRESS desde Madrid.
Simion habría cosechado entre el 30 y el 33,1% de los votos, según los sondeos de Avangarde y Curs, respectivamente. Detrás de él quedan figuras como Crin Antonescu, candidato de la coalición oficialista entre socialdemócratas (PSD) y liberales (PNL), con alrededor del 23%. El tercer lugar lo ocupa el alcalde de Bucarest, Nicusor Dan, con poco más del 20%, quien ha sabido tender puentes entre su formación de derecha y parte del oficialismo local.
Simion no ha escondido sus intenciones: si se impone en la segunda vuelta, planea restituir políticamente al inhabilitado Calin Georgescu, quien ganó los comicios anulados del 24 de noviembre. Georgescu, también vinculado a posturas ultraderechistas, fue apartado por los tribunales bajo acusaciones de ser el beneficiario directo de una operación de manipulación electoral internacional.
En esta repetición electoral, participaron cerca de 18 millones de ciudadanos y 159 observadores internacionales —provenientes de Estados Unidos, Reino Unido, Francia y otras potencias democráticas— vigilaron cada paso del proceso. Las protestas no han cesado desde que se anularon los anteriores resultados, y la polarización crece a medida que la segunda vuelta se aproxima.
Simion, euroescéptico, nacionalista y polémico, ha movilizado un discurso identitario que cala en un electorado hastiado de la política tradicional y de las imposiciones de Bruselas. Para algunos, es el heredero de una nueva ola soberanista; para otros, la resurrección de los fantasmas autoritarios del pasado.
VOCES QUE RESISTEN
“Las elecciones pueden repetirse, pero las heridas de la verdad manipulada no sanan fácilmente. Rumanía enfrenta una disyuntiva: o reconstruye su democracia desde la ética y la vigilancia ciudadana, o entrega su porvenir a los extremos que prometen orden a cambio de libertad.”
RCJ
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