España, la isla eléctrica que parpadeó
"Cuando el sistema falla, nos damos cuenta de que estábamos sostenidos por un hilo invisible. Y a veces, ese hilo viene de fuera".
El lunes, un apagón de escala inédita dejó a la península ibérica en sombras. España entera, por un momento, fue un país desconectado. Sin embargo, la oscuridad no duró. La luz regresó con una velocidad que, más que milagro, fue reflejo de una verdad geográfica y estructural: somos una isla eléctrica, pero no estamos solos.
El concepto de "isla eléctrica", acuñado desde la crisis energética de 2021, se refiere a la escasa interconexión internacional de nuestro sistema eléctrico. Lo explicó con precisión RTVE, citando al operador francés RTE y a Red Eléctrica: España sólo cuenta con cuatro conexiones aéreas con Francia —dos principales, dos alternativas—, y una subterránea, Baixas-Santa Llogaia, que duplicó en 2015 nuestra capacidad de intercambio a 2.800 MW. Aun así, seguimos por debajo del 5%, lejos del 10% que exige la Unión Europea para 2020 y mucho más del 15% planteado para 2030.
El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), revisado en 2024, propone nuevos enlaces vitales: tres grandes proyectos —el cable submarino del Golfo de Vizcaya y dos nuevos pasos pirenaicos— que podrían cambiar las reglas del juego. Sólo el del Vizcaya, con 5.000 MW de capacidad, permitirá una ayuda mutua a cinco millones de hogares, explicaba Dominique Millan, de la sociedad hispano-francesa Inelfe.
Pero esos planes aún están en el papel. Lo que salvó el sistema esta vez fue lo ya existente. Francia aportó hasta 950 MW, Marruecos también asistió a través de la línea Tarifa-Ferdigua, y gracias a esos hilos eléctricos, zonas como el País Vasco recuperaron la luz antes que otras. Gonzalo Escribano, del Real Instituto Elcano, lo dijo sin rodeos en RNE: "Las interconexiones nos han salvado".
La lección es clara: en un sistema cada vez más basado en energías renovables, variables por naturaleza, las interconexiones no son un lujo, sino una necesidad. Lo corrobora el ingeniero Miguel de Simón Martín, desde la Universidad de León, quien pide más almacenamiento, redes distribuidas y resiliencia tecnológica.
"No hay nada más invisible que la infraestructura... hasta que se rompe." – RCJ
VOCES QUE RESISTEN
Que se haya restablecido la luz no debe cegarnos. La interdependencia energética ya no es una opción, es un salvavidas. Que Francia y Marruecos nos hayan dado luz no debe incomodarnos, sino impulsarnos a tejer más conexiones, más colaboración. Porque el aislamiento eléctrico, como el político o el humano, deja a un país vulnerable a sus propias tormentas internas.
RCJ