La fe no se rinde: Miguel Uribe entra en fase de rehabilitación
RCJ Digital / La otra manera de contar el relato
Desde el atentado que sacudió al país el pasado 7 de junio, la historia del senador Miguel Uribe Turbay se ha transformado en una dolorosa crónica de resistencia y milagros cotidianos. Tras semanas en estado crítico, el congresista y precandidato presidencial ha comenzado una nueva etapa médica: la rehabilitación neurológica.
“Vemos la obra de Dios cada día de tu vida, amor mío”, escribió su esposa, María Claudia Tarazona, en un emotivo mensaje en redes sociales. “Vemos cómo han obrado cadenas de milagros, que junto a la oración de todos los colombianos, hoy estás con vida.”
Una travesía entre cirugías y milagros
El ataque ocurrió en el occidente de Bogotá. Miguel Uribe ingresó en estado crítico a la Fundación Santa Fe, donde fue intervenido de urgencia por sangrado intracerebral agudo y lesiones en el muslo izquierdo. Los días siguientes fueron un combate clínico minuto a minuto: edema cerebral persistente, pronóstico reservado y una Unidad de Cuidados Intensivos que se convirtió en su nuevo campo de batalla.
"Lo que no me mata, me fortalece."
— Friedrich Nietzsche
Los reportes médicos han comenzado a mostrar una tímida esperanza. Con la reducción del edema cerebral y signos de estabilización, el equipo de especialistas ha iniciado un protocolo de neurorehabilitación. Se abre así una etapa distinta, lenta, exigente, pero cargada de fe. María Claudia ha sido clara: “Luz y bendiciones para todos tus médicos, quienes día a día están construyendo el camino para que vuelvas a mis brazos y los de tus hijos.”
Un crimen con nombre y estructura
Mientras Miguel Uribe intenta regresar a la vida, las investigaciones continúan. La Fiscalía General de la Nación y la Policía han judicializado a seis personas. Entre ellas, el menor que disparó contra el senador y Cristian Camilo González Ardila, quien se habría entregado voluntariamente. También se ha identificado a alias “El Costeño” o “Chipi” como el presunto coordinador de la operación criminal.
El proceso ha incluido más de 300 diligencias: 89 cámaras analizadas, 8 interrogatorios, 43 entrevistas a testigos y el estudio de 8 teléfonos celulares. La Fiscalía sostiene que no existen, hasta el momento, indicios de móviles distintos al ataque directo contra un líder político.
"La política no es una ciencia exacta; es el arte de lo posible."
— Otto von Bismarck
Oraciones, cicatrices y un país expectante
Colombia observa con cautela y compasión. El rostro de Miguel Uribe, marcado por la adversidad, ha movilizado cadenas de oración que han cruzado partidos y credos. Su historia ya no es solo la de un político: es la de un hombre que lucha por recuperar su voz, sus pasos, su futuro.
Fuente integrada en la narrativa: Información recopilada de El Nuevo Siglo y boletines oficiales de la Fundación Santa Fe de Bogotá.
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Voces que resisten
“La vida no se cuenta por los días que pasan, sino por las batallas que se ganan. Esta, la de Miguel, es una que todos queremos ver triunfar.”
— RCJ
Desde el silencio de una UCI hasta la fe que clama en millones de corazones, la lucha de Miguel Uribe no es solo médica, es también simbólica. Es la historia de un país que aún cree en los milagros, en la justicia divina, y en el poder de una causa limpia. Su cuerpo se quebró, pero no su espíritu. Su vida pende de la fuerza que otros le prestan: médicos, familiares, ciudadanos anónimos que rezan sin saber a quién, pero con la certeza de que la vida vale la pena cuando se pelea por ella.
En tiempos donde la política se mancha de escándalos y codicias, la figura de un líder al borde de la muerte humaniza el poder. Miguel ya no es solo un senador; es padre, esposo, hijo, y ahora símbolo de resistencia. Una resistencia que no se mide en votos ni en encuestas, sino en respiraciones profundas, en diagnósticos lentos, en ojos que parpadean y manos que se mueven.
Y aunque la investigación siga su curso y los autores materiales enfrenten la justicia, esta historia no termina con una sentencia. Termina —o renace— cada vez que alguien cree que aún es posible volver a empezar. En cada colombiano que, sin conocerlo, lo incluye en sus oraciones. En cada médico que no se rinde. En cada lágrima derramada en silencio. Ahí resiste Miguel. Ahí resiste Colombia.
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