"O te sientas a la mesa o eres parte del menú." — Michael Walzer
El Partido Popular Europeo (PPE) llega a Valencia envuelto en una paradoja tan brillante como peligrosa: celebrar el poder logrado y, a la vez, decidir si ese poder se usa para construir o para dinamitar los cimientos de la Unión Europea.
La cita, que debía ser triunfal, arranca en una fecha cargada de silencios: justo medio año después de la tragedia provocada por la DANA en la Comunidad Valenciana, un desastre humano que, según recuerda el editorial de El País de hoy 28 de abril, "Con Europa o con la ultraderecha" (ver editorial), podría haberse mitigado si no fuera por la negligente gestión de Carlos Mazón, actual president de la Generalitat. No es casual que Alberto Núñez Feijóo, líder nacional del Partido Popular español, se esfuerce en evitar su sombra en el congreso del PPE. La mancha valenciana es difícil de borrar.
En Europa, sin embargo, los conservadores celebran: han presidido la Comisión, el Europarlamento, y dominan el Colegio de Comisarios. Alemania, corazón del proyecto europeo, ha visto regresar a la CDU de la mano de Friedrich Merz, reforzando el ala tradicionalista del PPE.
Manfred Weber, presidente del PPE desde 2022, ya ha dado muestras de una deriva peligrosa: un discurso menos comprometido con la lucha contra el cambio climático, un tono migratorio cada vez más cercano al de la extrema derecha. Su reelección, junto al nombramiento de Dolors Montserrat como número dos, confirmaría la ruta de coqueteo táctico con los ultras, una geometría política que siembra de minas el futuro del proyecto europeo.
No faltan advertencias desde dentro: los conservadores polacos rechazan pactos con extremistas. Los programáticos recuerdan que el cambio climático y el Estado de derecho no son negociables en 2025. Y los tácticos temen las contradicciones: ¿Cómo explicar en Bruselas alianzas que en Berlín, bajo el nuevo gobierno CDU-SPD, serían inaceptables?
Externamente, el desafío es aún mayor: Donald Trump ya está de vuelta en la Casa Blanca, y su nueva presidencia está sacudiendo los cimientos de la política internacional. El incómodo silencio de aliados como Giorgia Meloni ante los aranceles impuestos por Washington o la tibieza ante la agresión rusa a Ucrania muestran que contemporizar con los ultras es dinamitar la credibilidad y estabilidad de Europa.
El PPE tiene una oportunidad histórica: usar su fuerza para reforzar la Unión Europea o debilitarla entregándose a quienes ansían verla fracturada. No se puede servir a dos señores: o Europa o la ultraderecha.
🗣️ VOCES QUE RESISTEN
"El precio de desentenderse de la política es ser gobernado por los peores." — Platón
Hoy más que nunca, el verdadero coraje político no está en ganar elecciones a cualquier precio, sino en proteger las raíces de la democracia. Europa no necesita más estrategas de conveniencia; necesita arquitectos de futuro.
Firmado: RCJ