“Recordar es vivir dos veces, pero olvidar es morir de nuevo.” – Elie Wiesel
El eco de los nombres no dichos, de los cuerpos que nunca volvieron y de las voces que aún susurran entre las piedras frías del horror, volvió a escucharse este domingo en Austria. Los Reyes Felipe y Letizia encabezaron la delegación oficial española que participó en el homenaje a los más de 4.700 compatriotas asesinados en los campos de concentración de Mauthausen y Gusen, en el 80º aniversario de su liberación.Apunta en su edesiòn de este 11 de mayo HOLA!
Bajo un cielo fragmentado entre el sol y las nubes, y con el termómetro marcando unos templados 16 grados, la memoria tomó cuerpo en forma de ofrendas florales, silencios que pesaban como piedras y aplausos que retumbaban en los huesos de la historia. La recepción, a las puertas del campo, fue encabezada por el presidente austríaco Alexander Van der Bellen y su esposa Doris Schmidauer, quienes dieron la bienvenida a los monarcas españoles en un acto que no solo fue institucional, sino visceral.
Junto a los Reyes viajaron el ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030, Pablo Bustinduy, y el secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez. También estuvieron presentes representantes de la asociación Amical de Mauthausen, fundada en Barcelona en 1962, y familiares de víctimas del exterminio nazi. En una de las escenas más conmovedoras del día —como recogió la crónica de hola.com—, los Reyes compartieron unos instantes de cercanía y consuelo con una anciana, pariente de una víctima española, quien les ofreció su historia entre lágrimas y gratitud.
Después de la ceremonia principal ante el monumento central, los Reyes depositaron una ofrenda floral en el cenotafio que honra a las víctimas, en nombre de todo un país que aún camina con heridas abiertas. Más tarde, recorrieron las salas del museo del campo, donde las fotografías, los objetos y los testimonios escritos siguen hablando con la crudeza intacta del pasado que no termina de irse.
No es la primera vez que Felipe VI y Letizia participan en actos de esta índole: ya estuvieron presentes en el 80º aniversario de la liberación de Auschwitz el pasado enero, y en el 75º hace cinco años. El rey también asistió en 2020 al V Foro Mundial del Holocausto en Jerusalén. Pero la visita de este domingo ha tenido un valor simbólico adicional: volver a un lugar donde el horror tuvo coordenadas precisas, y decir, una vez más, que la memoria no será silenciada.
VOCES QUE RESISTEN
Recordar a las víctimas de Mauthausen no es un gesto de cortesía histórica: es un compromiso de dignidad. En una Europa donde resurgen discursos de odio y se relativiza el pasado, actos como este nos recuerdan que la memoria no es debilidad, sino resistencia. En cada nombre grabado, en cada flor depositada, hay una promesa: la de no permitir que el olvido se siente en el trono del presente.
— RCJ