“Los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos.” – y un canto se hizo trinchera
La frase que no se enterró
“Los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos.” – Alí Primera
"Los fusiles también lloran"
(Con alma de canto popular)
Había una guitarra enterrada en el patio. Nadie recordaba quién la dejó allí. Solo sabían que una noche, hace años, una mujer con los ojos llenos de rabia y luto cavó en la tierra con sus propias manos. Dijo que allí dormía su hijo. Pero no había cuerpo. Solo la guitarra.
Cada amanecer, los niños del barrio decían que desde el patio salía una melodía. No eran acordes alegres, ni tristes. Eran notas como susurros, como si alguien hablara desde la madera.
—Dice que lo mataron por cantar —decía la más pequeña.
—Dice que no quiere que lo olvidemos —agregaba otro.
Los adultos negaban con la cabeza. Decían que el hambre traía delirios, que en los ranchos hasta los árboles inventan historias para no morirse solos.
Pero una mañana, la guitarra apareció desenterrada. Colgaba en la pared del comedor comunal, limpia, brillando como si acabara de nacer. Nadie supo quién la puso ahí. Pero desde entonces, el barrio cambió.
Las mujeres ya no hablaban en voz baja. Los hombres dejaban de esconder la tristeza en botellas rotas. Y los niños… los niños aprendieron a cantar sin miedo.
Una anciana dijo una vez que la guitarra lloraba cada vez que alguien olvidaba a los caídos. Y que sonreía cuando se repetía su nombre, aunque fuese en susurros.
Esa guitarra sigue ahí. A veces desafinada, a veces muda. Pero si te acercas bien, si apoyas el oído en la caja vieja y rajada… puedes oír una frase grabada a fuego en su interior:
“Los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos.”
(Diálogo ficticio entre Alí Primera y un joven trabajador del barrio El Valle, Caracas, 1983)
—A veces me dan ganas de romper la guitarra —dijo el joven—. El hambre no se calma con acordes, Alí.
—Ni con silencio, muchacho. La rabia también tiene tono. Tú toca. Y que te escuchen temblando si hace falta.
—Pero mi padre murió esperando justicia... y lo enterraron sin nombre.
—Entonces canta su nombre en cada estrofa. Que no haya tumba que lo encierre.
—¿Y si nadie escucha?
—La tierra sí escucha. Y la semilla también. Canta, y verás cómo brota la memoria.
—¿Tú crees que cantar sirve de algo, Alí?
—Sirve para resistir. Sirve para abrazar a los que no están. Sirve para que no nos olviden. Mira bien esta guitarra: no es de madera, es de fuego. Y en cada cuerda hay una madre, un obrero, un grito que se niega a morir.
El joven miró sus manos llenas de polvo. Luego alzó la guitarra. Y esa noche, en el callejón sin nombre, se escuchó un canto. No tenía escenario. No tenía micrófono. Pero tembló el aire. Y temblaron los vivos.
¿Quién fue Alí Primera?

Tus Efemérides Escolar: 31 de Octubre Nace Alí Primera, Músico, compositor, poeta, activista. (1941)
Imagen vía: tusefemerides.blogspot.com
Alí Primera – Canción necesaria
Alí Primera (1941–1985), nacido como Ely Rafael Primera Rossell en Coro, Venezuela, fue un cantautor, poeta y activista político, conocido como *El Cantor del Pueblo*. Su música fue vetada por los medios, pero escuchada en fábricas, sindicatos y universidades. Entre sus canciones más emblemáticas: Techos de cartón, José Leonardo y La patria es el hombre.
Este fragmento de su canción Canción mansa para un pueblo bravo expresa su visión de lucha y ternura:
“Los que mueren por la vida
no pueden llamarse muertos,
y a partir de este momento
es prohibido llorarlos.”
— Alí Primera, Canción mansa para un pueblo bravo
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